"Si logramos la cooperación entre la gente que se ocupa del aspecto médico, es decir de los oncólogos, y nosotros, si permiten la utilización de ésta vacuna, esto sería parte importante de la solución al problema del cáncer", afirmó el Dr. Jacinto Convit, presidente y fundador del Instituto de Biomedicina, quien agregó "aquí no hay ningún interés personal ni de grupo, ésta vacuna no tiene costo, llamamos a sumar voluntades a todo aquel que quiera ayudarnos"
Al referirse a las investigaciones que llevaron al tratamiento de la inmunoterapia de cáncer el doctor explica "la célula cancerosa actúa de la misma forma que el bacilo de la leishmaniasis, es decir, no es detectado por el organismo humano y por eso puede propagarse con facilidad, por lo tanto estamos hablando de un problema inmunológico."
"Lo que se ha logrado hasta ahora con ésta investigación, aún en curso, es crear un modelo de autovacuna que permite al organismo humano reconocer la célula cancerosa, dijo Convit, a través de tejido del propio tumor del paciente combinado con BCG y Formalina, al reconocerlo el cuerpo reacciona y ataca las células malignas"
A través de la experiencia previa del científico venezolano se consideró que el "Bacillus de Calmette y Guérin" BCG, que ha venido siendo utilizado durante muchos años en la inmunoterapia de la leishmaniasis y la lepra, podría cumplir un rol similar en el cáncer.
Uno de los aspectos más importantes del uso de la BCG es que puede producir pocos efectos secundarios comprobado a nivel mundial pues ha sido utilizada durante muchos años, en las campañas de inmunización contra la tuberculosis en millones de personas, sin consecuencias.
El tratamiento consiste en colocar tres dosis de autovacuna, preparada en el momento por el equipo del instituto, con intervalos de 6 semanas. Durante la aplicación se realiza un estricto seguimiento semanal para evaluar la evolución del paciente. Al finalizar este proceso, el paciente pasa a control y se evalúa periódicamente tratando de coincidir con el examen de su oncólogo
Pero el Dr. Convit y su equipo aclaran que existe un límite para los efectos positivos de la autovacuna, pues estos están directamente relacionado con el estado del sistema inmunológico del paciente.
"En el desarrollo del estudio, explica el científico, hemos encontrado que si no se cuenta con un sistema inmune de nivel adecuado, el tratamiento queda sin efecto. Por ello, se realiza una prueba al paciente, previa a la aplicación, para evaluar su estado inmunológico y determinar si puede o no pasar a una siguiente fase del estudio."
Se comienzan a ver las mejorías, entre la primera y segunda dosis, aproximadamente de 2 a 3 meses. Hay pacientes en los cuales pudiese tardar más, dependiendo de la complejidad del caso.
La relación entre el oncólogo tratante y el Instituto de Biomedicina al aplicar el tratamiento es no sólo importante sino absolutamente necesaria, los controles posteriores al tratamiento así lo ameritan. Por ello para que cualquier persona tenga la posibilidad de ser tratada debe llevar un informe de su médico.