viernes, 16 de julio de 2010

Congresos de salud eterna: un aporte a la medicina popular

Por: Teodoro Guerrero Salas
Fecha de publicación: 16/07/10
(Extracto)

Los hombres de ciencia, que han aportado y aportan valiosas concepciones y de espíritu puro en beneficio de la investigación y al servicio de los seres humanos; están registrados en los sustanciosos volúmenes de las ciencias biológicas y la medicina, para armonizar y blindar el cuerpo de manera que no sea penetrado por la enfermedad.

Alexis Carrel, en su libro ¨La Incógnita del Hombre¨, nos instruye sobre las bondades de la ciencia en todas sus formas: médico, filósofo, investigador y escritor, premio Nobel de Medicina, dejó en su obra las experiencias y vastos conocimientos.

Extraemos algunos párrafos insertados en su libro para exaltar su pensamiento: La actividad moral es equivalente a la aptitud que el hombre posee para imponerse así mismo una regla de conducta, para escoger entre varios actos posibles aquellos que él considere buenos, para librarse de su propio egoísmo y de su maldad.

Cada uno de nosotros en cierta medida, ha nacido bueno, mediocre o malo. Pero al igual que la inteligencia, el sentido moral puede ser desarrollado por la educación, la disciplina y la fuerza de voluntad.

Lo bueno equivale a la justicia, la caridad y la belleza. Lo malo, a la ruindad, al egoísmo, a la fealdad. Ha llegado el momento de comenzar la obra de nuestra renovación. Debemos levantarnos y caminar. Debemos liberarnos de la Tecnología ciega y comprender la complejidad y la riqueza de nuestra propia naturaleza.

La ciencia del hombre nos da hoy el poder de desarrollar todas las potencialidades de nuestro cuerpo. Conocemos los mecanismos secretos de nuestras actividades fisiológicas y mentales y las causas de nuestra debilidad. Sabemos cómo hemos transgredido las leyes naturales. Sabemos por qué somos castigados, por qué nos encontramos perdidos en la obscuridad. No obstante, percibimos débilmente, a través de las nieblas del amanecer, la senda que puede conducirnos a nuestra salvación. (Fin de los párrafos).

....Ejemplo que podemos enmarcarlo, con el apostolado del doctor Jacinto Convit, que a sus 97 años no se desprende de su laboratorio de investigaciones, cuyos resultados altamente positivos están al servicio de la salud, otros que ya han viajado al infinito, y durante su vida la entregaron al servicio de la medicina, los doctores, Juan Francisco Torrealba, luchador incansable contra el mal de Chagas; Arnoldo Gabaldón, contra el paludismo y fiebre amarilla, y así otros tantos inminentes médicos, que dedicaron sus vidas para brindar salud al pueblo, con vocación, pasión sin prevalencias de la avaricia del capital
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