jueves, 5 de septiembre de 2013

“A mi abuelo no lo tienen que nominar al Nobel de Medicina, sino al de la Paz”

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Leprosería de Cabo Blanco, 1938. La voz de un médico recién graduado envinagra a las autoridades militares: ¡Suelten a ese hombre, que no ha cometido ningún delito! Ana Federica Convit evoca otra vez este episodio y lo mastica en voz alta. “Uno hoy en día se pone a pensar y dice: es que a mi abuelo no lo tienen que nominar al Premio Nobel de Medicina, sino al Nobel de la Paz”. 

Es fácil inferir que se trata de Jacinto Convit García, el eminente científico que, en las vísperas de su centenario de vida, ganó la primera edición del Premio Diario El Carabobeño. Vacuna contra la lepra, lucha contra la leishmaniasis y el cáncer... también es fácil enumerar el abundante legado del caraqueño que marcó pauta mundial en materia de leprocomios. 

Venezuela fue uno de los primeros países que cerró estos establecimientos y devolvió los derechos humanos y la libertad a los enfermos. Para Ana Federica esto es simbólico y poderoso. ¿Por qué un leproso tenía que estar encadenado, encerrado como en una prisión, y separado de su familia de manera forzosa? No era justo. Pero su abuelo cambió la historia. 

Le costó, eso sí, más de 10 años de aislamiento en Cabo Blanco, estado Vargas. “Eso es algo demasiado admirable y excepcional. No cualquier persona se interna ese tiempo de su vida en un lugar al que nadie quería ni siquiera acercarse. También hay que reconocerle que marcó un movimiento de paz”, apunta la nieta, que es secretaria general la Fundación Jacinto Convit. 

Con magistral dominio de administración del tiempo, en sus años de plenitud intelectual no era hombre de quedarse entre cuatro paredes detrás de un microscopio. Se sumergía en los campos. “Tenemos videos de mi abuelo en Sanare visitando enfermos. Ha recorrido esquinas de los pueblos de Venezuela por las que uno ni ha pasado”. El maestro se refería a ellos, y con razón, como pueblos olvidados con enfermedades olvidadas. Hasta que llegaba para ocuparse. 

Descubridor de por vida

Eran ríos de personas. Más de 200 las que a diario se presentaban en el Instituto de Biomedicina que Convit dirige desde 1972. La noticia se instaló en las primeras planas de los periódicos casi seis meses. A sus 97 años, el médico seguía descubriendo, trabajando, aportando a la humanidad, esta vez con un modelo de la autovacuna (curativa) basado en la inmunoterapia. 

Ana Federica capitaneaba un grupo de voluntarios que los recibía, clasificaba los casos y daba información. Como consecuencia del revuelo constituyó ese mismo año la asociación civil Asoinmunocáncer, para financiar y coordinar el esfuerzo que significa un nuevo protocolo científico para esta enfermedad, la que a finales de 2012 fue absorbida por la Fundación Jacinto Convit, que trabaja gracias a puros donativos. “Esto es importantísimo comunicarlo porque nosotros no tenemos un presupuesto propio”. 

Dentro de dos semanas estarán disponibles en Internet los sitios web www.jacintoconvit.com y www.jacintoconvit.org, con información sobre el perfil del doctor Convit, su curriculum, publicaciones a lo largo de su vida y toda la información referente a la fundacion, su equipo de trabajo, programas de investigacion y  avances, hacia dónde va y qué busca desarrollar. Será posible hacer donativos y conocer quiénes ya lo hicieron. Incluirá una sección de publicaciones y otra de empleos.

Si se estudia el historial de Convit que describirá la web se entenderá que fue de la lepra a la leishmaniasis, hasta llegar al estudio del cáncer. “Trabajó una cosa sobre la otra, viendo similitudes y cómo se comporta la enfermedad. Así llego a proponer esta importante alternativa para tratar el cancer, que todavia esta en fase experimental pero que ha dado senales alentadoras. Ana Federica está convencida de que la inmunoterapia puede ser una alternativa importante para tratar el cancer en un futuro, y por eso hoy en dia hay muchos estudios alrededor del mundo que se vienen desarrollando.  

Se está desarrollando el protocolo experimental para el modelo de inmunoterapia del cáncer propuesto por el doctor Convit. Es importante aclarar que esta autovacuna no está disponible para humanos.  “Lo que hacemos en este momento es darle continuidad al estudio que inició mi abuelo y que llevara un tiempo en desarrollarse”. 

Y es que a Convit lo asiste el récord de jamás haberse detenido por polémicas. Nunca, a pesar de los variopintos gobiernos que han detentado el poder desde 1938. “El Gobierno nacional también se ha expresado con mucha admiración y mucho respeto hacia mi abuelo”. 

Saber, herencia infinita

El proyecto sobre el cáncer tiene dos vertientes: el área de investigación de la inmunoterapia y el acuerdo para la creación de la Unidad de Diagnóstico de Tumores Pediátricos, que se firmará pronto en alianza con el Hospital J.M. de los Ríos. “La idea es tener un diagnóstico temprano que aumente las posibilidades de tratamiento para los niños”. 

No sólo del cáncer, más ideas de Jacinto Convit siguen andando. El equipo de expertos que le asiste todavía trabaja en la vacuna de leishmaniasis y en estudios sobre lepra. Un macroproyecto con la comunidad de waraos se desarrolla en Delta Amacuro. “Eso es la Fundación Jacinto Convit, una forma de preservar el legado y continuar todos sus estudios en desarrollo”. 

El pupilo más importante del grupo es el médico investigador  Alberto Paniz Mondolfi, también director academico y de investigación de la fundación. Es reconocido como un joven muy preparado, brillante y de gran humanidad, que trabajó varios años al lado de Convit.

A todos, el virtuoso de la Medicina heredó un legado sencillo y vital: siempre ser uno mismo con todo el mundo. “Mi abuelo siempre trata a todos como considera que debe ser tratado: como un ser humano, con respeto, poniéndose en los zapatos de esa persona. Y él ha sido tan sensible que es capaz de sentir el dolor de la otra persona”. 

De cuando Convit trataba directamente con enfermos Ana Federica guarda hermosas anécdotas. Servía con muchísimo cariño, con una cercanía increíble. Por eso los pacientes lo quieren tanto. Incluso, después de que los curaba, seguían en contacto con él, lo visitaban, lo llamaban. “Todavía vienen a verlo. Les quedó esa conexión humana muy fuerte porque él no diferencia a una persona de la otra”. Y si alguien le venía con un problema y no tenía la solución inmediata, era infatigable hasta ofrecérsela. 


Caracas, 2013. 

 A las 6:30 am Jacinto Convit ya está despierto. Lo primero que hace es una fisioterapia. Luego desayuna y se reúne con su equipo del instituto. Resuelve pendientes. Ve documentos. Desde su casa dirige las investigaciones en curso. Después del almuerzo, otra fisioterapia. Y de 1:00 a 2:00 pm recibe a gente que desea reconocerle cuánto lo admira. Ya no es el recién graduado de 25. Es un faro que, pese a los 100 años que cumplirá el miércoles 11, mantiene un ritmo de trabajo. Es inspiración de este diario que lo premia y de este país que lo ama. 

Una dama distinguida

A pesar de su intensa carga de trabajo, Jacinto Convit es un hombre que siempre está pendiente de la familia. “Yo lo admiro. Es el mejor abuelo del mundo”, confiesa Ana Federica, a quien el sabio de la curación le remarcó la importancia del estudio, de la formación y del trabajo. “Tienes que ser una dama distinguida”, le repetía. “Esas son sus palabras”, completa ella. El patriarca, como era de esperarse, despertó la curiosidad científica de la nieta. Era predecible que en su niñez manifestase que quería ser médico. De adulta nuevas vocaciones la condujeron hacia un pregrado en Estudios Internacionales y una maestría en Gerencia Pública. Sin embargo, lo que Ana Federica siempre ha dominado mejor gracias a la inspiración que él le dio, es el servicio público. Finalmente a eso es a lo que está dedicada a través de la Fundación Jacinto Convit.

2 comentarios:

Analia Isabel Acosta dijo...

Hola quisiera saber si hay cura para lo soriasis. Mi marido sufre de esta enfermedad. Y pense: alguien que sabe tanto de piel que pudo vencer a la enfermedad de La Impura... quizas sepa como hacerlo. Ciertamente a un hombre de paz debiera otorgarsele ese Premio. Apoyo la idea de su nieta.

Anónimo dijo...

SE ME SALIERON LAS LAGRIMAS CUANDO SUPE QUE YA ESTA EN OTRO PLANO ETEREO DEBE SER QUE DIOS LE NECESITA JUNTO A GRANDES DE VENEZUELA COMO JOSE GREGORIO HERNANDEZ Y RAZETTI.
PERO NECESITAN UN CIENTIFICO
100 AÑOS ES NADA
PARA TODO EL APORTE QUE DIO ESTE GRAN ILUSTRE VENEZOLANO
SU PUEBLO SE LO RECONOCE LO QUIERE LO AMA Y LO RESPETA
MI HIJO ESTUDIA MEDICINA OJALA SIGA ESE GRAN EJEMPLO DE VOCACION
ES UN EJEMPLO DE ESTUDIO Y DE TRABAJO PARA LAS NUEVAS GENERACIONES DE MEDICOS
QUE ORGULLO SE SIENTE DE ESTE GRAN VENEZOLANO
RECIBAN MIS SENTIDAS PALABRAS DE CONDOLENCIAS SUS 3 HIJOS Y NIETOS QUE SON AFORTUNADOS DE SER SUS FAMILIARES