lunes, 9 de agosto de 2010

Sobre los valores éticos, científicos y humanísticos


Autor: Gonzalo Casino


Los 65 médicos elegidos por la WMA (World Medical Association)  son dignos representantes de estas tres tradiciones perdurables de la medicina. Entre ellos están, por ejemplo, el venezolano Jacinto Convit, que ayudó a erradicar la lepra, el chino Nanshan Zhong, que alcanzó notoriedad mundial por sus trabajo en la reciente epidemia del síndrome respiratorio agudo severo (SARS), o el británico Richard Doll, recientemente fallecido, que relacionó hace 50 años el tabaquismo con el cáncer de pulmón. Todos ellos aportan reflexiones que convendría considerar. Como la que hace Pedro Alonso, el único español que aparece en la lista, por sus recientes éxitos en el desarrollo de una vacuna eficaz contra la malaria: "La enfermedad no es simplemente una consecuencia de la pobreza, es también una causa de la pobreza". O lo que recuerda el búlgaro Nikolai Tsankov: "A veces una sonrisa puede curar más que todas las excelencias científicas que posea un médico". O lo que explica Refaat Kamel, cirujano de Egipto: "La medicina es un estilo de vida. Mantiene el cerebro ávido y curioso". O lo que señala el psiquiatra y experto en bioética Luis Picard-Ami, de Panamá: "Me preocupa profundamente que la medicina se convierta en una industria". O lo que reflexiona Adib Jatene, cirujano torácico y cardiovascular de San Paulo (Brasil): "La profesión existe para ayudar a quienes sufren y no para ayudar a la gente a ganar dinero". Por suerte para la profesión hay muchos, muchísimos otros médicos dedicados como ellos.


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