A algunas personas les llega un momento que después de tanto y tanto trabajar se cansan y deciden: “yo mejor no voy a trabajar más”. Algunas personas, inclusive, tienen la fortuna de poderse jubilar, si le dedicaron mucho tiempo a una empresa sea pública o privada, y gozan de la protección de las leyes y el seguro social, pues, se jubilan. Sin embargo, hay unas personas muy extrañas y particulares, que a pesar de haber comenzado a trabajar desde muy jóvenes, ni se cansan, ni se jubilan.
Queremos hablar de un señor que todas las mañanas se levanta, se afeita, se pone la corbata y encima, la bata de médico. Este señor trabaja todos los santos días del mundo y trabaja en cuestiones vitales, literalmente vitales, importantísimas para la humanidad toda y no exagero en lo más mínimo. El detalle maravilloso es que este señor, aparte de haberle dedicado su vida a la ciencia, acaba de cumplir 99 años, le falta uno para el siglo y como si nada. Hablo, por supuesto, de Jacinto Convit.
El Doctor Jacinto Convit, nació el 11 de septiembre de 1913, en la Parroquia de La Pastora, en Caracas. Es hijo de Francisco Convit y Flora García de Convit. Es el segundo de cinco hermanos. Cursó sus estudios de Educación Primaria en el Colegio San Pablo y Educación Secundaria en el Liceo Andrés Bello. En la Universidad Central de Venezuela egresa en octubre de 1938 con el título de Doctor en Ciencias Médicas, a los 25 años de edad. Se une en matrimonio con Rafaela Marotta D’Onofrio y es padre de cuatro hijos varones: Francisco, Oscar, Antonio y Rafael.
Desde muy temprano, Jacinto Convit, se dedica a la investigación y ha logrado descubrimientos magníficos. El 1 de enero de 1962, por ejemplo, se crea la División de Dermatología Sanitaria, para ampliar las fronteras de la División de la Lepra y empieza a trabajar para combatir la lepra y logra una vacuna muy importante en este sentido. Una de las mayores contribuciones de Convit, que le ha dado más relieve internacional, es el desarrollo de un modelo de vacunación contra la lepra.
Demuestra por primera vez que una mezcla de Mycobacterium leprae con BCG producía una lisis total del agente de la lepra cuando era inyectado en pacientes lepromatosos. En los últimos años Convit y su grupo de colaboradores ha centrado su interés en el uso en gran escala de la vacuna desarrollada, no sólo para la inmunoterapia de los enfermos lepromatosos y Borderline, sino para la inmunoprofilaxis de los contactos con pacientes lepromatosos. Sus resultados de las experiencias con la vacuna han sido presentados en más de veinte trabajos. Con igual orientación metodológica ha desarrollado la lucha contra la leishmaniasis.
En la crónica que en el día de su cumpleaños, publicó el diario Tal Cual, leíamos esto:
“Convit, causó un revuelo social y médico en 2010, cuando una investigación que había iniciado cuatro años atrás se dejó colar a los medios de comunicación: Convit trabaja en una autovacuna experimental contra el cáncer, enfermedad crónica degenerativa que implica un descontrol en la multiplicación de las células y la responsable del 21% de las muertes anuales en el mundo.
El revuelo por la filtración de la información acaparó la atención de medios, especialistas y pacientes. El tratamiento se basa en la combinación de células cancerígenas procesadas e inactivas del paciente, junto con el BCG. “Al aplicarla hemos notado una estimulación inmunológica al organismo para localizar las células tumorales y, en algunos casos, neutralizarlas”, explicó Convit.
Esto fue apenas hace dos años, porque como decíamos al principio, no ha parado para nada de trabajar. Es reconocido entre los investigadores más importantes del mundo. Le ha rendido tributo la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud. Como decíamos, todos los días se levanta y va a trabajar en el instituto de Biomedicina, que fundó hace ya más de 25 años, que está en la vanguardia en la investigación en el área de la dermatología, especialmente en lo relativo a padecimientos está a la vanguardia de la investigación en el área de la dermatología, especialmente en lo relativo a padecimientos como Lepra, Leishmaniasis, Oncocercosis, Tuberculosis, Parasitosis Intestinales, Diarreas infantiles, Micosis y otras afecciones.
En la página web del Doctor Convit, este hombre que estuvo nominado en alguna oportunidad al Premio Nobel de Medicina, se lee: “El Premio Nobel no me quita el sueño, la cura contra el cáncer si”.
Además de sus méritos, hay que hablar de su extraordinaria calidad humana. Es un ejemplo para todos, como hombre, como científico, como venezolano.
En su página, al final se lee: “A Jacinto Convit como dermatólogo, sanitarista, docente e investigador, le corresponde un sitial difícil de superar. Su obra es el producto de un gran esfuerzo y de una gran pasión por la verdad científica. Los que hemos sido sus discípulos vemos en él un ejemplo a imitar y un camino a recorrer. La Humanidad está en deuda con Jacinto Convit, infatigable trabajador, quien ha dedicado su vida al servicio de la Medicina humana”.
Y a sus 99 años, todavía no se cansa.
1 comentario:
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