lunes, 23 de septiembre de 2013

El desarrollo científico del país permeó las capas del mundo político


Hablar de la ciencia en tiempos del Dr. Jacinto Convit, es regodearse en los avances de un país que con el esfuerzo e intelecto de sus hijos, pasó de la ruralidad al modernismo.

imagesSon cien años de lucha en los cuales nuestro sistema educativo se mejoró y amplió para darle cabida en sus aulas a jóvenes que desde el interior del país comenzaron a educarse para posteriormente, con el esfuerzo de sus familias salir de sus pueblos a buscar la continuidad de su formación, para finalmente convertirse en los “Santos Luzardo”, que lucharon y vencieron el atraso de un país.

Esta mejora del sistema educativo lleva a lo largo de un siglo, a la creación y multiplicación de escuelas, liceos y universidades en el interior del país, de manera que los nuevos profesionales se pudieran formar a la sombra del hogar.

Fueron años en los cuales esclarecidos hombres como el Dr. Francisco de Venanzi, con una visión futurista del país crea la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia, AsoVac, y poco después crea FUNDAVAC, igualmente cristaliza sus esfuerzos en la creación de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela.

Un siglo donde se realizaron estudios serios sobre las enfermedades tropicales, donde sobresale la labor de un yaracuyano de estirpe, como lo fue el Dr. Félix Pifano.

Años en los cuales el Dr. Arnoldo Gabaldón, un médico trujillano que en tiempos de democracia se puso las charreteras de General y vence en dura batalla al paludismo. Fueron años de arduo trabajo en los cuales los gobiernos sembraron al país con acueductos, carreteras, vialidad rural, sistemas de riego, y se electrificó la nación.

Un brillante zuliano, el Dr. Humberto Fernández Morán crea el Instituto Venezolano de Investigaciones Neurológicas y Cerebrales, IVNIC.

Con la llegada de la democracia, un caraqueño excepcional, el Dr. Marcel Roche, organiza a partir de lo hecho por el Dr. Fernández Morán, el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC, donde se le dio cabida a todo venezolano con interés en la investigación, en cualquiera de las ramas del saber.

Fue un siglo en el cual un falconiano junto con un caraqueño, los Drs. Tulio Arends y Miguel Layrisse, descubren el marcador genético “Diego” que demuestra el origen mongol de nuestra población indígena, o sea que por el estrecho de Bering y desde Asia se pudo poblar América.

Pero en otras áreas del conocimiento se produjeron avances significativos. Así con orgullo podemos hablar del maíz Obregón, con el cual el Dr. Pedro Obregón aportó mucho al desarrollo agrícola del país.

El desarrollo científico del país permeó las capas del mundo político y en 1976 se creó El Primer Plan Nacional de Ciencia y Tecnología. Una década después se creó La Comisión Nacional de Biotecnología, que presidida por el Dr. Convit realizó grandes esfuerzos para el desarrollo de país.




Presidente de la Fundación para el Avance de la Ciencia (Fundavac)

martes, 17 de septiembre de 2013

“Jacinto Convit, una revolución en cámara lenta”

Opinión|Félix J. Tapia
Biólogo de la Universidad Concordia (Canadá), con estudios de Inmunología en la Universidad de Londres (Inglaterra). Ha publicado alrededor de 100 artículos científicos en revistas especializadas. Fue secretario de Actas y de Organización y vicepresidente de la Sociedad Parasitológica Venezolana. Además, fue fundador del Club de Inmunología Experimental, presidió la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (Asovac) y recibió el Premio Fundación Empresas Polar “Lorenzo Mendoza Fleury” (2005). Miembro del comité editorial de la revista Immunobiology, hoy es jefe del Laboratorio de Biología Molecular y gerente coordinador del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la UCV



Un poco de  Historia sobre la Lepra en Venezuela

Félix  J. Tapia. “La lepra es una enfermedad en cámara lenta” esta frase se la oí al inmunólogo y dermatólogo, Mauricio Goihman-Yahr, hace varios años y me pareció excelente para describir a una enfermedad que ha perseguido a la humanidad por siglos, y de la cual todavía se conoce muy poco. De la misma forma, la investigación sobre la lepra ha sido ha sido un proceso lento y ha involucrado a individuos de una gran paciencia y mucha dedicación.

La enfermedad de Hansen o lepra cautivó a Jacinto Convit cuando comenzó a trabajar con dos de los investigadores leprólogos pioneros en Venezuela, Martín Vegas y Carlos Gil Yépez. Martín Vegas muy bien formado en Francia en microbiología, sifilografía y dermatología. Vegas fue el primero en abrir una consulta de dermatología en el país, hecho que sucedió en el Hospital Vargas de Caracas. Además, Vegas fue el primero en aplicar el rigor científico en los estudios de la lepra y llegó a ser director del leprocomio de Cabo Blanco en Maiquetía.

En este ambiente del Hospital Vargas y el leprocomio, Jacinto Convit en 1937 comienza su pasión por la lepra y su formación dermatológica guiada por Martín Vegas y José Sánchez Covisa.

Para 1942, el grupo de dermatólogos vargistas constituido por José Sánchez Covisa, Martín Vegas, Juan di Prisco, Jacinto Convit y otros eminentes dermatólogos, funda la Sociedad Venezolana de Dermatología y Venerología. Convit fue su primer presidente, en el bienio1942-44.

En 1943, Convit es ya director del leprocomio de Cabo Blanco y del 1945 al 46 es director de todas las leproserías nacionales. En el 1946 fue el primer director de la División de Lepra del entonces Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, cargo que le permitió lanzar por toda Venezuela una importante campaña antileprosa. Para ello creó 20 servicios antileprosos y 171 dispensarios.

En 1944, Convit se incorpora como dermatólogo en la Cátedra de Dermatología de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en el Hospital Vargas de Caracas y en 1958 llega a ser Jefe del Servicio de Dermatología.

El 1 de enero de 1962 se crea la División de Dermatología Sanitaria, para ampliar las fronteras de la División de Lepra, designación esta última que desaparece. Convit cambia la orientación de la lucha antileprosa, al evitar el aislamiento compulsorio de los enfermos e implementó el tratamiento ambulatorio y el control y protección de sus contactos.

Luego de iniciar los programas de vigilancia y control de la lepra y otras enfermedades endémicas, Convit se plantea el reto de crear un centro de investigaciones científicas. Así, nació el Instituto de Dermatología, que posteriormente se llamó Instituto de Biomedicina (IDB), el cual dirige desde su inauguración en 1972. El trabajo persistente de Convit y su equipo logra que el 2 de julio de 1973 la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) declare al Instituto sede del Centro Internacional de Investigación y Adiestramiento sobre Lepra y Enfermedades afines.

Desde su nacimiento el IDB ha sido el instituto en el área de salud del país más productivo. El Instituto de Biomedicina a lo largo de más de 40 años ha sido un modelo para Venezuela. En ella se conjugan perfectamente la asistencia médica, la docencia y la investigación. Equilibrio que Convit logró uniendo los esfuerzos de la UCV, el Ministerio de Salud y la Alcaldía de Caracas (hoy parte de MinSalud), tarea nada fácil. El instituto ha sido un sitio donde se fomenta la autonomía, la libertad de pensamiento y la gestión del conocimiento. No en balde, el instituto creció en lo académico y transcendió internacionalmente, formando generaciones de médicos e investigadores en varias áreas de la biomedicina.

Entre sus logros académicos además de conformar una red de ambulatorios dermatológicos en todo el país, establecer programas de vigilancia control de enfermedades endémicas como lepra, leishmaniasis, paracoccidioidomicosis y oncocercosis, más de 200 publicaciones científicas, su equipo estableció modelos de inmunoterapia en lepra y leishmaniasis, utilizando antígenos crudos de ambos microorganismos y BCG como adyuvante, permitió obtener resultados importantes en muchos pacientes en Venezuela y otros países del mundo.

A lo largo de estos años, Jacinto Convit ha recibido numerosas distinciones nacionales e internacionales, destacando entre otras a la Soberana Orden de Malta, Grado Caballero “Religionis” (1969), Medalla Armand Frappier del Instituto Armand Frappier de Canadá (1979), Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de España (1987), Medalla “Salud para todos en el año 2000” de la OMS-OPS (1988), Premio “Abraham Horwitz para la Salud Interamericana” de la Fundación Panamericana para la Salud y Educación (PAHEF), Washington (1989), Individuo de Número (sillón No. XXXI) de la Academia Nacional de Medicina, Venezuela (1990), Premio “México de Ciencia y Tecnología” del Gobierno de los Estados Unidos de México (1990) y La Legión de Honor de Francia (2011).

La UCV, a través de su El Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH), decidió celebrar los 100 años de Jacinto Convit con las siguientes actividades: 1) Realizar y promover una celebración a través de la Redes Sociales, la cual comenzaría oficialmente el 11 de septiembre de 2013, día del nacimiento de Jacinto Convit y terminaría en la primera semana de diciembre 2013; 2) Serie de artículos de prensa para ser publicados en los medios digitales de comunicación nacional, Código Venezuela y RunRunes, bajo el título “La Ciencia en los tiempos de Jacinto Convit”. Los artículos serían algunos solicitados y otros abiertos al mejor estilo de las redes sociales. La idea es aprovechar la celebración, para hablar de la ciencia venezolana; 3) Patrocinar un concurso de ensayos sobre la personalidad de Jacinto Convit a ser premiado y publicado en diciembre 2013; 4) Participar y apoyar las actividades organizadas para celebrar el centenario de Jacinto Convit por el Instituto de Biomedicina (Facultad de Medicina, UCV y Ministerio de Salud).

Los invitamos a visitar la página Convit100 (http://ow.ly/oAAU8) y ser parte de la celebración del centenario de este gran venezolano.

@CodigoVenezuela

Publicado: 10:50 AM, 16 de Septiembre 2013

lunes, 16 de septiembre de 2013

Nuestro Jacinto Convit cumple 100 años





El doctor Jacinto Convit arriba hoy a 100 años de edad, y la comunidad universitaria de la Universidad Central de Venezuela, se une a la celebración de una vida llena de logros hacia la medicina. El doctor Jacinto Convit, es referencia al hablar de enfermedades endémicas, salud pública e investigaciones pioneras en diversas ramas de la medicina. Convit tuvo un papel relevante en el descubrimiento del medicamento que atacaría la enfermedad de la lepra.

Su obra abarca la creación del Instituto de Biomedicina de Caracas; la Red Nacional de Dermatología Sanitaria; siguió estudiando enfermedades endémicas como la leishmaniasis, lepra y el mal de Chagas, y ha sido el autor de diversos trabajos científicos que ayudan a entender estas enfermedades tropicales.

A continuación un artículo publicado en el Diario La Nación sobre este importante venezolano:

Es catalogado uno de los protagonistas de la historia de Venezuela por sus aportes a la ciencia médica nacional e internacional. Descendiente de un español catalán Frances, Francisco Convit y de madre venezolana, de origen canario, Flora García Marrero; Jacinto Convit García, nació en Caracas, el 11 de setiembre de 1913. Fue un alumno destacado en bachillerato. En 1932 ingresó a la escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, donde egresó con el título de Doctor en Ciencias Médicas en 1938. Desde estudiante de medicina se interesó de manera especial por los enfermos de lepra. Como médico impulsó una campaña a favor de los leprosos, luchó contra el aislamiento y maltrato a los pacientes de esa enfermedad terrible de la piel. En el campo docente tuvo destacada actuación. En 1940 inicia labores en la materia Medicina Tropical en la U.C.V. En 1967 crea la cátedra de Clínica Dermatológica en la Escuela de Medicina José María Vargas. Allí, se convierte en profesor titular, jefe de la cátedra. Luego crea el primer posgrado.

Después de una brillante carrera para controlar la lepra y otras enfermedades endémicas, el Dr. Jacinto Convit se dedica a crear centros de investigaciones científicas. En 1972 funda el Instituto de Dermatología. En 1984 cambia de nombre y se inicia el Instituto de Biomedicina de Caracas, el cual dirige desde 1972. Este instituto a partir  del 2 de julio de 1973, sede del Centro Internacional de Investigación y Adiestramiento sobre la Lepra y enfermedades a fines de la Organización Panamericana y Mundial de la Salud. De esta institución surgió con grandes esfuerzos la vacuna contra la lepra, que a su vez es la base fundamental para la vacuna contra la leishmaniasis.

A raíz  de este valioso y trascendental descubrimiento para curar la lepra, en 1988 le valió una nominación al premio Nobel de Medicina. Sin embargo, a pesar de esa fallida postulación, el Dr. Jacinto Convit ha hecho contribuciones de gran importancia a varias áreas de la salud. Antes había recibido en España el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Ha publicado mas de 230 trabajos científicos en revistas nacionales y extranjeras, así como en Congresos Científicos.

En atención a su descollada figuración científica el Dr. Jacinto Convit ha sido nombrado en institutos o centros de gran valía. Así en 1968 fue designado presidente de la Asociación Internacional de la Lepra y de la Internacional Journal of Leprosy Corportation. En 1971 es seleccionado como director del Centro Cooperativo para el Estudio Histológico y Clasificación de la Lepra. En 1976 es electo director del Centro Panamericano de Investigación y Adiestramiento en Lepra y Enfermedades Tropicales.

En su dilatada vida científica ha recibido unos cuantos premios en reconocimiento a su encomiable aporte al mundo científico. Entre ellos se destacan: médico dermatológico del hospital José Ma. Vargas; de José Gregory Hernández, otorgado por la Academia Nacional de Medicina, de Martín Vegas; premios: Ciencia y Tecnología concedido por el gobierno de México; Abraham Horwitz, otorgado por la Organización Panamericana de la Salud y Luis Daniel Beauperthuy, dado por la Sociedad Venezolana de Microbiología.

El científico Jacinto Convit es considerado uno de los personajes más estimados y queridos por la ciencia médica venezolana y por la comunidad en general. Ha sido un profesional sumamente sencillo y humilde. Sus aportes a la ciencia los ha deleitado con sencillez. En alguna oportunidad dijo: “ganar un premio no me quita el sueño, el cáncer sí”. Los venezolanos al celebrar los 100 años de vida de este ilustre y digno quijote de la medicina, nos sentimos orgullosos de tener entre nosotros todavía la talla de un científico que le ha dado mucho a la sociedad nacional e internacional. Loas al científico Dr. Jacinto Convit.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Mi abuelo se internó con los leprosos 10 años para conseguirles cura”: nieta de Convit





El médico Jacinto Convit apareció este viernes en televisión, y junto con su nieta Ana Federica Convit, recibió en su residencia en Caracas al ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Manuel Fernández.


A las 6:00 de la tarde se transmitió un pase en vivo en Venezolana de Televisión. La visita del ministro tuvo como finalidad felicitar y homenajear al científico por 100 años de vida.


Ana Federica agradeció al Gobierno nacional la consideración que ha mostrado hacia Convit. “Mi abuelo siempre dice que un país tiene que tener ciencia, investigación, que vaya hacia adelante, que sea desarrollado”.

Lo describió como una persona que nunca se detuvo por los obstáculos. “Cuando el mundo entero decía que los leprosos tenían que estar separados, mi abuelo luchó por devolverle los derechos humanos y la libertad a esos enfermos”, contó.

Esta acción de Convit ha sido reseñada a lo largo de la historia en casi todas las publicaciones que lo mencionan. “Mi abuelo se quedó internado en el leprocomio de Cabo Blanco por más de 10 años hasta conseguir una cura y solución para estos enfermos”, destacó Ana Federica.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera al médico centenario como un héroe de salud pública. “Jacinto Convit representan un selecto grupo de entre los innumerables héroes en la búsqueda de unas Américas sana”. 
El ministro Fernández anunció también que el Premio Nacional de Ciencia correspondiente a este año llevará por nombre Jacinto Convit, en honor a los 75 años de trayectoria del médico venezolano.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Vacuna contra el cáncer sigue en la agenda de Jacinto Convit

Próximamente se publicarán los primeros resultados, de acuerdo con voceros de la fundación que lleva el nombre del sabio








Hay una posibilidad de que Jacinto Convit pueda conocer en vida el resultado de su esfuerzo en la lucha contra el cáncer que, como señaló en una oportunidad, es la enfermedad que actualmente le quita el sueño. Un equipo multidisciplinario de investigadores tanto en Venezuela como en el exterior trabaja afanosamente para lograr el éxito del modelo de inmunoterapia propuesto por el científico, que ayer apagó las velas de los cien años de edad en la estricta intimidad familiar.

Al frente del equipo se encuentra Alberto Paniz, director médico y de investigación de la fundación que lleva el nombre de Convit, que durante los últimos 15 años ha acompañado al científico venezolano en esta tarea.

Vía telefónica, desde el Laboratorio de Microbiología Clínica de la Universidad de Yale, Paniz quien permanecerá hasta enero en Estados Unidos, anuncia que pronto se conocerán resultados interesantes de las líneas de investigación que llevan adelante y que serán publicados y conocidos durante la presentación oficial de la fundación.

El investigador venezolano se dedica al estudio de la caracterización de células madres tumorales y al estudio de tumores bifenotípicos de la piel, así como a diversos aspectos de inmunología tumoral. Ha estado en reconocidos centros académicos internacionales, como las universidades de Columbia, Tufts en Boston y Baylor en Houston.

En relación con la inmunoterapia contra el cáncer, principal proyecto bandera de Convit, Paniz asegura que se ha venido trabajando intensamente, aun cuando es un desafío muy complejo. El modelo propuesto busca básicamente manipular la respuesta inmunológica. Hasta ahora, en pruebas de experimentación en animales, ha habido regresión de tumores.

El investigador se encuentra trabajando en el exterior, debido a que las plataformas tecnológicas para los estudios de genoma no están disponibles todavía en Venezuela.

Señala que la fundación que preside incluye, entre sus proyectos, la instalación de una plataforma tecnológica en la cual se puedan realizar estudios genéticos y moleculares así como diagnósticos a los pacientes, a través de un centro de medicina molecular.

La fundación adquirió –gracias al aporte de los benefactores privados- un equipo de última generación, que funcionará en la recién creada Unidad de Diagnóstico Molecular de Tumores Pediátricos, a través de un convenio que se firmó con el Hospital de Niños J. M. de los Ríos, para la detección precoz de tumores.

Para la investigación. La Fundación Jacinto Convit aspira a abordar otros proyectos de investigación, a través del concurso de varios sectores. Según explica Paniz, la organización nace como un área en la cual no sólo se busca proteger, conservar y darle continuidad al legado de Convit, sino también promover investigación de altísima calidad en el país. Además del cáncer, también promueve la investigación en chagas, leishmaniasis, lepra y otras enfermedades endémicas y tropicales.

-¿Convit está al tanto de todas las líneas de investigación que se llevan adelante?

-Por supuesto. Estamos en permanente contacto bien sea vía telefónica desde el laboratorio en que me encuentro en la Universidad de Yale o durante las visitas continuas que realizo a Venezuela. En nuestras reuniones discutimos resultados y respuestas que han arrojado las investigaciones.

-¿Convit verá su modelo hecho realidad?

-Estoy seguro de que sí. El está muy contento de que internacionalmente se empiece a tocar el tópico de la inmunología tumoral como uno de los pilares fundamentales de la investigación. Hay modelos parecidos al que él propone, que están patentados y son de uso comercial. El está muy contento y animado porque su modelo va por el camino correcto y nosotros estamos colaborando al máximo para poder aplicarlo. Esta línea de investigación está avanzando ciento por ciento.

Experimental

Actualmente, la fundación trabaja en la validación de la vacuna para el tratamiento de cáncer de mama y colon. Los estudios se realizan en animales de experimentación, según lo establecido en el Código de Ética para la Vida. Se realizan inducciones de esos tipos de cáncer para hacer seguimiento y eventualmente realizar el tratamiento con la vacuna.

Para ello se extirpa parcialmente el tumor y se usa para la inmunización del animal en presencia de BCG y formalina. Una vez  aplicado el tratamiento, se hace el seguimiento macroscópico y microscópico de los animales y se evalúan los efectos de la vacuna no solamente en el tumor sino también en los órganos sanos del animal.




miércoles, 11 de septiembre de 2013

Venezuela celebra este miércoles los 100 años del doctor Jacinto Convit


Alfredo Fermín | afermin@el-carabobeno.com




Jacinto Convit es un hombre sencillo y honesto. (Foto Carlos Blanco)


Jacinto Convit, hombre integro, sencillo, honesto, con una formación científica extraordinaria, forma parte de las personalidades notables e imprescindibles de la historia universal, por su vida dedicada a la ciencia lo que le permitió lograr la hazaña de descubrir la vacuna contra la lepra, una de las enfermedades más antiguas, que condenaba a sus víctimas a permanecer execradas de la sociedad, como muertos en vida, miles de años antes de Cristo.

La afirmación es de Raúl Fachín, al recordar que este miércoles su maestro está cumpliendo 100 años de nacido. “Su biografía nos dice que nació en Caracas pero Convit no es caraqueño, tampoco es venezolano, ni siquiera americano. Hoy en día Jacinto Convit pertenece al mundo por sus estudios, sacrificios y su obra”.

“Todo lo hice por la salud de los enfermos”, fue el balance que hizo el doctor Convit de su obra, cuando fue informado de que El Carabobeño le concedió el premio, creado para celebrar los 80 años de la fundación de este diario. El reconocimiento fue recibido por su nieta Federica Convit, el pasado 1° de septiembre.

martes, 10 de septiembre de 2013

El sabio Jacinto Convit


ing-garcia6@hotmail.com





Es catalogado uno de los protagonistas de la historia de Venezuela por sus aportes a la ciencia médica nacional e internacional. Descendiente de un español catalán Frances, Francisco Convit y de madre venezolana, de origen canario, Flora García Marrero; Jacinto Convit García, nació en Caracas, el 11 de setiembre de 1913. Fue un alumno destacado en bachillerato. En 1932 ingresó a la escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, donde egresó con el título de Doctor en Ciencias Médicas en 1938. Desde estudiante de medicina se interesó de manera especial por los enfermos de lepra. Como médico impulsó una campaña a favor de los leprosos, luchó contra el aislamiento y maltrato a los pacientes de esa enfermedad terrible de la piel. En el campo docente tuvo destacada actuación. En 1940 inicia labores en la materia Medicina Tropical en la U.C.V. En 1967 crea la cátedra de Clínica Dermatológica en la Escuela de Medicina José María Vargas. Allí, se convierte en profesor titular, jefe de la cátedra. Luego crea el primer posgrado.

Después de una brillante carrera para controlar la lepra y otras enfermedades endémicas, el Dr. Jacinto Convit se dedica a crear centros de investigaciones científicas. En 1972 funda el Instituto de Dermatología. En 1984 cambia de nombre y se inicia el Instituto de Biomedicina de Caracas, el cual dirige desde 1972. Este instituto a partir  del 2 de julio de 1973, sede del Centro Internacional de Investigación y Adiestramiento sobre la Lepra y enfermedades a fines de la Organización Panamericana y Mundial de la Salud. De esta institución surgió con grandes esfuerzos la vacuna contra la lepra, que a su vez es la base fundamental para la vacuna contra la leishmaniasis.

A raíz  de este valioso y trascendental descubrimiento para curar la lepra, en 1988 le valió una nominación al premio Nobel de Medicina. Sin embargo, a pesar de esa fallida postulación, el Dr. Jacinto Convit ha hecho contribuciones de gran importancia a varias áreas de la salud. Antes había recibido en España el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Ha publicado mas de 230 trabajos científicos en revistas nacionales y extranjeras, así como en Congresos Científicos.

En atención a su descollada figuración científica el Dr. Jacinto Convit ha sido nombrado en institutos o centros de gran valía. Así en 1968 fue designado presidente de la Asociación Internacional de la Lepra y de la Internacional Journal of Leprosy Corportation. En 1971 es seleccionado como director del Centro Cooperativo para el Estudio Histológico y Clasificación de la Lepra. En 1976 es electo director del Centro Panamericano de Investigación y Adiestramiento en Lepra y Enfermedades Tropicales.

En su dilatada vida científica ha recibido unos cuantos premios en reconocimiento a su encomiable aporte al mundo científico. Entre ellos se destacan: médico dermatológico del hospital José Ma. Vargas; de José Gregory Hernández, otorgado por la Academia Nacional de Medicina, de Martín Vegas; premios: Ciencia y Tecnología concedido por el gobierno de México; Abraham Horwitz, otorgado por la Organización Panamericana de la Salud y Luis Daniel Beauperthuy, dado por la Sociedad Venezolana de Microbiología.

El científico Jacinto Convit es considerado uno de los personajes más estimados y queridos por la ciencia médica venezolana y por la comunidad en general. Ha sido un profesional sumamente sencillo y humilde. Sus aportes a la ciencia los ha deleitado con sencillez. En alguna oportunidad dijo: “ganar un premio no me quita el sueño, el cáncer sí”. Los venezolanos al celebrar los 100 años de vida de este ilustre y digno quijote de la medicina, nos sentimos orgullosos de tener entre nosotros todavía la talla de un científico que le ha dado mucho a la sociedad nacional e internacional. Loas al científico Dr. Jacinto Convit…

jueves, 5 de septiembre de 2013

Con Jacinto Convit La Guayra ratifica ser la cuna de la civilidad y de la medicina en Venezuela


Noticiero Digital

Muchos pueblos tienen él orgullo de presentar un historial cargado de hechos significativos, por las diversas circunstancias acontecidas a lo largo de su historia y La Guayra, la ciudad amurallada como la llamó Luis Oscar Martínez, o la que por sus calles empinadas orientan hacia el cielo, como las calles andaluzas, como la llamó Andrés Eloy Blanco, es rica por su diversidad procera, libertaria, científica y cuna de la civilidad venezolana, como también la llamó el poeta cumanés.

opinan los foristas
Cada vez que leemos crónicas históricas, así como escritos relacionados con esa franja costera, encontramos nuevos elementos que nos alimentan para testimoniar la grandeza de su historia, y eso es lo que estamos haciendo hoy al pretender hacer un símil entre dos grandes hombres dedicados al estudio de la ciencia y de la civilidad, José María Vargas y Jacinto Convit.

Cuando nace José María Vargas en 1786, Venezuela va a sentir y vivir la grandeza de un hombre dedicado a hacer bien sin mirar a quien, estudioso para buscar la transformación de un país rural, atrasado, en un país con sentido del orden y del progreso, con interés en la formación de sus ciudadanos por los estudios, como base para el desarrollo de la civilidad y la democracia. Uno de los grandes homenajes que le dedicó el estado venezolano, a ese guayreño de excepción, fue declarar como fecha del día del médico en Venezuela, el día de su nacimiento el 10 de marzo, cuestión que ostentan con orgullo los venezolanos en general.

Así como La Guayra parió a José María Vargas, a casi un siglo después de la muerte de este, va a llegar a La Guayra, por los años de 1950, específicamente al lazareto ubicado en Cabo Blanco, en La parroquia Maiquetía, un médico bisoño cargado de sueños y expectativas y de ansias de trabajo por atender y curar a los enfermos que padecían una de las enfermedades más segregacionistas de toda la historia de la humanidad, como es la lepra.

Ahí empezó a trabajar con el buril de su constancia el Dr. Jacinto Convit, en el Leprocomio de Cabo Blanco, alternando con la UCV, en la cual mantuvo también su tenacidad investigativa en el Instituto de Medicina Tropical, buscándole una solución al problema que representaba dicha enfermedad. Así en ambas instituciones cada día que salía el sol, renovaba sus bríos y deseos, contagiando a sus amigos y colegas acerca de la posibilidad de descubrir la cura, razón por la cual alimentaba también a los que padecían de dicha enfermedad a no desmayar y a dar la cara en los momentos difíciles, afrontando el riesgo de recibir expresiones dudosas, de quienes no entendían de la tenacidad ni del optimismo del médico en el reto que asumía por el bien de la humanidad.

Esa tenacidad y convencimiento de sus estudios, permitió que en el propio Leprocomio de Cabo Blanco se instalase el laboratorio para estudiar los diferentes casos que presentaban los enfermos, cuestión que le alimentaba en su teoría acerca de la cura de la misma y la búsqueda de los elementos que le proveyesen su razón existencial. Así fue que cuando el antiguo Leprocomio dio paso al progreso por la construcción del nuevo aeropuerto a partir de 1969, el gobierno decidió construir el Hospital Martín Vegas en La parroquia Catia la Mar, sector Ezequiel Zamora y allá fue el médico sanitarista cargado de sueños y saberes, con su compromiso benefactor.

En ese nuevo laboratorio, experimentó con las diversas especies de animales hasta conseguir al cachicamo, quien le va a producir la inmensa satisfacción de proveerle la medicina para la cura milagrosa, que prácticamente ha erradicado tan inogminiosa enfermedad de nuestro país, pero nos ha contado el Dr. Luis Guillermo Pilonieta, alumno del Dr. Convit, que solamente en la India se han curado 9 millones de enfermos, en Brasil 3 millones y en toda África, los curados superan los 15 millones, razón por la cual en esa diversidad de países, es visto prácticamente como un dios benefactor.

El 11 de septiembre de 2013, el Dr. Jacinto Convit cumple sus primeros 100 años de vida, razón y motivo para que los venezolanos en general estemos orgullosos de tener con vida a tan excelso benefactor de la ciencia médica y para los guayreños, es otra satisfacción que se suma a la honra de nuestro epónimo José María Vargas, ya que si él fue el iniciador de los estudios médicos y sanitaristas en el país, ahora esta gloria se complementa con lo hecho por el Dr. Jacinto Convit, debido a que los espacios de la geografía guayreña fueron sede para que este nuevo redentor de la ciencia médica pudiese culminar su investigación, que ha puesto en alto la ciencia de la medicina y los estudios universitarios en ese campo.

Esto nos lleva a expresar que el Dr. Jacinto Convit es honra y orgullo de la ciencia médica y del gentilicio venezolano y guayreño en sí.

“A mi abuelo no lo tienen que nominar al Nobel de Medicina, sino al de la Paz”

dpabon@el-carabobeno.com





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Leprosería de Cabo Blanco, 1938. La voz de un médico recién graduado envinagra a las autoridades militares: ¡Suelten a ese hombre, que no ha cometido ningún delito! Ana Federica Convit evoca otra vez este episodio y lo mastica en voz alta. “Uno hoy en día se pone a pensar y dice: es que a mi abuelo no lo tienen que nominar al Premio Nobel de Medicina, sino al Nobel de la Paz”. 

Es fácil inferir que se trata de Jacinto Convit García, el eminente científico que, en las vísperas de su centenario de vida, ganó la primera edición del Premio Diario El Carabobeño. Vacuna contra la lepra, lucha contra la leishmaniasis y el cáncer... también es fácil enumerar el abundante legado del caraqueño que marcó pauta mundial en materia de leprocomios. 

Venezuela fue uno de los primeros países que cerró estos establecimientos y devolvió los derechos humanos y la libertad a los enfermos. Para Ana Federica esto es simbólico y poderoso. ¿Por qué un leproso tenía que estar encadenado, encerrado como en una prisión, y separado de su familia de manera forzosa? No era justo. Pero su abuelo cambió la historia. 

Le costó, eso sí, más de 10 años de aislamiento en Cabo Blanco, estado Vargas. “Eso es algo demasiado admirable y excepcional. No cualquier persona se interna ese tiempo de su vida en un lugar al que nadie quería ni siquiera acercarse. También hay que reconocerle que marcó un movimiento de paz”, apunta la nieta, que es secretaria general la Fundación Jacinto Convit. 

Con magistral dominio de administración del tiempo, en sus años de plenitud intelectual no era hombre de quedarse entre cuatro paredes detrás de un microscopio. Se sumergía en los campos. “Tenemos videos de mi abuelo en Sanare visitando enfermos. Ha recorrido esquinas de los pueblos de Venezuela por las que uno ni ha pasado”. El maestro se refería a ellos, y con razón, como pueblos olvidados con enfermedades olvidadas. Hasta que llegaba para ocuparse. 

Descubridor de por vida

Eran ríos de personas. Más de 200 las que a diario se presentaban en el Instituto de Biomedicina que Convit dirige desde 1972. La noticia se instaló en las primeras planas de los periódicos casi seis meses. A sus 97 años, el médico seguía descubriendo, trabajando, aportando a la humanidad, esta vez con un modelo de la autovacuna (curativa) basado en la inmunoterapia. 

Ana Federica capitaneaba un grupo de voluntarios que los recibía, clasificaba los casos y daba información. Como consecuencia del revuelo constituyó ese mismo año la asociación civil Asoinmunocáncer, para financiar y coordinar el esfuerzo que significa un nuevo protocolo científico para esta enfermedad, la que a finales de 2012 fue absorbida por la Fundación Jacinto Convit, que trabaja gracias a puros donativos. “Esto es importantísimo comunicarlo porque nosotros no tenemos un presupuesto propio”. 

Dentro de dos semanas estarán disponibles en Internet los sitios web www.jacintoconvit.com y www.jacintoconvit.org, con información sobre el perfil del doctor Convit, su curriculum, publicaciones a lo largo de su vida y toda la información referente a la fundacion, su equipo de trabajo, programas de investigacion y  avances, hacia dónde va y qué busca desarrollar. Será posible hacer donativos y conocer quiénes ya lo hicieron. Incluirá una sección de publicaciones y otra de empleos.

Si se estudia el historial de Convit que describirá la web se entenderá que fue de la lepra a la leishmaniasis, hasta llegar al estudio del cáncer. “Trabajó una cosa sobre la otra, viendo similitudes y cómo se comporta la enfermedad. Así llego a proponer esta importante alternativa para tratar el cancer, que todavia esta en fase experimental pero que ha dado senales alentadoras. Ana Federica está convencida de que la inmunoterapia puede ser una alternativa importante para tratar el cancer en un futuro, y por eso hoy en dia hay muchos estudios alrededor del mundo que se vienen desarrollando.  

Se está desarrollando el protocolo experimental para el modelo de inmunoterapia del cáncer propuesto por el doctor Convit. Es importante aclarar que esta autovacuna no está disponible para humanos.  “Lo que hacemos en este momento es darle continuidad al estudio que inició mi abuelo y que llevara un tiempo en desarrollarse”. 

Y es que a Convit lo asiste el récord de jamás haberse detenido por polémicas. Nunca, a pesar de los variopintos gobiernos que han detentado el poder desde 1938. “El Gobierno nacional también se ha expresado con mucha admiración y mucho respeto hacia mi abuelo”. 

Saber, herencia infinita

El proyecto sobre el cáncer tiene dos vertientes: el área de investigación de la inmunoterapia y el acuerdo para la creación de la Unidad de Diagnóstico de Tumores Pediátricos, que se firmará pronto en alianza con el Hospital J.M. de los Ríos. “La idea es tener un diagnóstico temprano que aumente las posibilidades de tratamiento para los niños”. 

No sólo del cáncer, más ideas de Jacinto Convit siguen andando. El equipo de expertos que le asiste todavía trabaja en la vacuna de leishmaniasis y en estudios sobre lepra. Un macroproyecto con la comunidad de waraos se desarrolla en Delta Amacuro. “Eso es la Fundación Jacinto Convit, una forma de preservar el legado y continuar todos sus estudios en desarrollo”. 

El pupilo más importante del grupo es el médico investigador  Alberto Paniz Mondolfi, también director academico y de investigación de la fundación. Es reconocido como un joven muy preparado, brillante y de gran humanidad, que trabajó varios años al lado de Convit.

A todos, el virtuoso de la Medicina heredó un legado sencillo y vital: siempre ser uno mismo con todo el mundo. “Mi abuelo siempre trata a todos como considera que debe ser tratado: como un ser humano, con respeto, poniéndose en los zapatos de esa persona. Y él ha sido tan sensible que es capaz de sentir el dolor de la otra persona”. 

De cuando Convit trataba directamente con enfermos Ana Federica guarda hermosas anécdotas. Servía con muchísimo cariño, con una cercanía increíble. Por eso los pacientes lo quieren tanto. Incluso, después de que los curaba, seguían en contacto con él, lo visitaban, lo llamaban. “Todavía vienen a verlo. Les quedó esa conexión humana muy fuerte porque él no diferencia a una persona de la otra”. Y si alguien le venía con un problema y no tenía la solución inmediata, era infatigable hasta ofrecérsela. 


Caracas, 2013. 

 A las 6:30 am Jacinto Convit ya está despierto. Lo primero que hace es una fisioterapia. Luego desayuna y se reúne con su equipo del instituto. Resuelve pendientes. Ve documentos. Desde su casa dirige las investigaciones en curso. Después del almuerzo, otra fisioterapia. Y de 1:00 a 2:00 pm recibe a gente que desea reconocerle cuánto lo admira. Ya no es el recién graduado de 25. Es un faro que, pese a los 100 años que cumplirá el miércoles 11, mantiene un ritmo de trabajo. Es inspiración de este diario que lo premia y de este país que lo ama. 

Una dama distinguida

A pesar de su intensa carga de trabajo, Jacinto Convit es un hombre que siempre está pendiente de la familia. “Yo lo admiro. Es el mejor abuelo del mundo”, confiesa Ana Federica, a quien el sabio de la curación le remarcó la importancia del estudio, de la formación y del trabajo. “Tienes que ser una dama distinguida”, le repetía. “Esas son sus palabras”, completa ella. El patriarca, como era de esperarse, despertó la curiosidad científica de la nieta. Era predecible que en su niñez manifestase que quería ser médico. De adulta nuevas vocaciones la condujeron hacia un pregrado en Estudios Internacionales y una maestría en Gerencia Pública. Sin embargo, lo que Ana Federica siempre ha dominado mejor gracias a la inspiración que él le dio, es el servicio público. Finalmente a eso es a lo que está dedicada a través de la Fundación Jacinto Convit.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

EL MÉDICO Y CIENTÍFICO VENEZOLANO CELEBRA CIEN AÑOS DE VIDA

Jacinto Convit, 
constancia, sencillez y esfuerzo
No sólo descubrió la vacuna contra una enfermedad temible: la lepra, sino que sus aportes han contribuido a luchar contra otros males






Cmpartimos esta nota publicada el día de ayer (3 de septiembre) en la edición "En El Aula" del diario El Nacional >> http://bit.ly/1ag2zpE

Jacinto Convit, constancia, sencillez y esfuerzo

No sólo descubrió la vacuna contra una enfermedad temible: la lepra, sino que sus aportes han contribuido a luchar contra otros malesAl abuelo le gustaba recostarse sobre un mueble y tener a su alrededor niños que jugaran. Su pelo blanco ya pintado por el pasar de los años era el reflejo de mucha sabiduría, aunque para los más pequeños era motivo de bromas. Le decían: "Abuelo mira que lindo te quedó el peinado", y él se reía, pues se regocijaba con las travesuras de sus nietos. La anécdota la recuerda quien en ese entonces era una de esas niñas, Ana Federica Convit.

El protagonista de la historia es Jacinto Convit, reconocido científico venezolano que trabajó más de 50 años para desarrollar la vacuna contra la lepra, una enfermedad bacteriana crónica de la piel y de los nervios de las manos y los pies, altamente contagiosa. La sufren los seres humanos y los armadillos (cachicamos), y fue gracias al estudio de estos pequeños mamíferos que se fabricó la vacuna. 

Nacido en La Pastora el 11 de septiembre de 1913 y próximo a cumplir 100 años de edad, siempre ha llevado una vida sencilla y llena de principios que le inculcaron sus padres: Francisco Convit y Flora García. Cuándo era pequeño, la familia vivió una difícil situación económica, tanto que Convit alternaba los zapatos con sus hermanos. Su padre, hombre honrado, justo y trabajador, les enseñó a sus hijos la importancia del estudio y el trabajo. Y con ese credo creció. 

Cuando era estudiante de Medicina visitó Cabo Blanco, el lugar donde aislaban a los leprosos. Aquello lo impactó tanto que lo impulsó a ayudar a las personas. 

Quién diría que años más tarde salvaría muchas vidas de los riesgos de ese mal con la vacuna que descubrió. 

Contrajo matrimonio con Rafaela Marotta, de origen italiano. De la unión nacieron cuatro hijos: Francisco, que estudió Administración; Oscar, que falleció en un accidente de transito, y los morochos Antonio y Rafael, ambos médicos. 

Ana Federica recuerda que su abuelo decía que "su Rafaela" era una de esas mujeres que estaban en peligro de extinción: "Fue la mejor esposa, madre y abuela; el pilar de la familia". Cuenta que era muy expresiva y que "hablaba hasta con la pared". Falleció hace dos años. 

Benefactor de los leprosos. Jacinto Convit estudió Medicina en la Universidad Central de Venezuela, donde recibió el título de doctor en Ciencias Médicas en octubre de 1938. Ese año entró como residente en la Leprosería de Cabo Blanco y 10 años más tarde fue nombrado director de esta institución. 

Inició una batalla a favor de los leprosos y luchó contra el aislamiento y el maltrato de los enfermos con implantación de tratamientos ambulatorios. Una de las cosas que más le impresionaba no era la enfermedad, sino el maltrato que recibían quienes padecían la enfermedad. 

Tiempo después fundó, junto con un grupo de colegas, la Sociedad Venezolana de Dermatología y Venerología. En 1944 se incorpora al Hospital José María Vargas de Caracas, donde fue jefe del Servicio de Dermatología. 

La calidad de sus trabajos y su dedicación fueron premiadas desde los comienzos de su carrera, en la que ha brindado importantes aportes para el estudio científico del control de enfermedades en el mundo. Particularmente a la Organización Mundial de la Salud. 

Desde la trinchera de la docencia. Comienza la actividad docente en 1940 con la materia Medicina Tropical en la UCV. 

Se dedica a enseñar a los jóvenes aspectos clínicos y de laboratorio relacionados con la lepra. En 1967 crea la cátedra de Clínica Dermatológica en la Escuela de Medicina José María Vargas, y al poco tiempo se convierte en profesor titular jefe de la cátedra, en la cual se han formado cantidad de estudiantes. Poco después abre el primer posgrado de Clínica Dermatológica y al año siguiente el de Microbiología Médica. 

En 1972 funda el Instituto Nacional de Dermatología, que se constituye en un centro de intensa actividad científica con cerca de 20 secciones. En 1984 cambia de nombre por el de Instituto de Biomedicina, debido a que sus actividades traspasaron las fronteras de la Dermatología. El centro es el reflejo y el empeño de Convit y su equipo. 

Convit ha hecho contribuciones de gran relevancia no sólo sobre la lepra, sino también en otras áreas de la salud, siempre relacionado con el combate y control de enfermedades. Ha publicado más de 230 trabajos en revistas nacionales y extrajeras; una de las contribuciones que le dio más relieve internacional fue el desarrollo de la vacuna contra la lepra. 

Su nombre ha figurado en institutos o centros de mucha importancia en el país y en el exterior. En 1968 fue designado presidente de la Asociación Internacional de la Lepra y de la Internacional Journal of Leprosy Corporation. En 1971 fue nombrado director del Centro Cooperativo para el Estudio Histológico y Clasificación de la Lepra, y en 1976 fue elegido director del Centro Panamericano de Investigación y Adiestramiento en Lepra y Enfermedades Tropicales. 

Es considerado uno de los científicos venezolanos más queridos; un hombre indudablemente sencillo. Los trabajos científicos publicados en su mayoría son elaborados en equipo, sólo en contadas oportunidades es el autor exclusivo. Siempre habla en plural y ha reiterado que todo es el resultado del trabajo, la constancia y el esfuerzo en conjunto: "Yo soy uno en un equipo. Y ese equipo ha sido en mi vida uno de mis mayores logros". Sus aportes los ha disfrutado con sencillez, por eso en una oportunidad dijo: "Ganar un premio no me quita el sueño, el cáncer si". 

Una de sus grandes cualidades es su espíritu de niño, ese que le permite soñar, luchar, reír, curiosear, experimentar y seguir adelante, persistente y constante a pesar de las dificultades y los años. Ese niño que conserva vuela alto y nunca ha dejado de creer, dicen quienes lo conocen bien. 

Venezuela se siente orgullosa de tener un hijo llamado Jacinto Convit.

martes, 3 de septiembre de 2013

Manos guaireñas esculpen busto para Jacinto Convit

La obra será colocada en la Academia de Medicina


Manos guaireñas esculpen busto para Jacinto Convit
Creador da los últimos toques a la imagen (Créditos: Jesús Gazzaneo / Servineco)

El próximo 11 de septiembre cumple 100 años el sabio y científico venezolano Jacinto Convit, quien trabajó y convivió durante más de 15 años con los enfermos de lepra que se encontraban recluidos en lo que fue el leprocomio de Cabo Blanco, en la parroquia Carlos Soublette.

Su paso por esta región hizo que un grupo de eminentes figuras varguenses le rindan homenaje, por lo que encomendaron al escultor local, Dámaso Palacios, la creación de un busto del científico que será colocado en la Academia de Medicina en Caracas.

Cinco meses. Palacios trabaja en un improvisado taller en la sede de la Sociedad Bolivariana de La Guayra, en la calle Bolívar. Allí talla el rostro del sabio, luego de que hiciera su mascarilla en yeso. 

“Fuimos a su casa y le hicimos el molde en yeso, bajo la supervisión de su nieta”, comentó. Cuenta que ha sido un trabajo de cinco meses.

“El modelado se hizo en arcilla; se vació el busto en marmolina color crema, que es un compuesto de polvo de mármol y cemento, y así voy tallando el rostro”, comenta el artista.

Asegura que lo más difícil ha sido darle los matices a la cara y parte de la cabeza “para que quede tal como es y como me lo indicaron sus familiares”.

A la obra sólo falta corregir detalles y pulir con cera el busto para que pueda ser colocado esta misma semana en la Academia de Medicina.

Junto al busto de Convit, Palacios trabaja en el del sabio de la música en Vargas: Cruz Felipe Iriarte, que será colocado en el centro cultural que lleva su nombre en Maiquetía. 

ecohen@cadena-capriles.com 
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